1.- Cuando se estimula su punto G, una mujer tiene automáticamente un orgasmo.

Es falso.

La estimulación del punto G puede provocar sensaciones agradables, que pueden ir hasta el orgasmo en un 10 % de los casos, El resto 90 % de las mujeres no conocen, por tanto, nunca este particular orgasmo.

El punto G es una zona de algunos centímetros de diámetro situado en la pared anterior de la vagina, en la parte del vientre. Se encuentra a una distancia de 3 a 5 centímetros de la entrada de la vagina. Este lugar no tiene en absoluto la misma sensibilidad que el clítoris, ya que éste es extremadamente erógeno. Las caricias ligeras no son eficaces. Sólo las presiones marcadas pueden provocar, en ciertas mujeres, un efecto de placer sexual que puede alcanzar el orgasmo.

2.- El tamaño del pene es muy importante para las sensaciones femeninas.

Es falso.

Un órgano sexual masculino imponente no resulta más eficaz a la hora de procurar placer a una mujer. ¿Porqué? Es que el órgano principal del placer en una mujer es el clítoris. Por ello, para estimular el clítoris un hombre utiliza sus manos, su sexo, o su boca, pero un pene de gran tamaño no aporta absolutamente ninguna ventaja.

Por otra parte, la zona, que se supone es la más sensible, en la vagina es el punto G, situado cerca de su entrada, a 4 cm de la media. La longitud de un pene en erección siempre es suficiente para alcanzar este punto G.

A demás la profundidad de una vagina en reposo es de 8 cm, para alcanzar los 12 en estado de excitación. Raros son los sexos masculinos que no alcanzan esta dimensión en erección.

Cuando una mujer se queda de que el pene de su pareja es demasiado pequeño, en general suele suceder que su vagina no ha desarrollo el músculo suficiente. Normalmente, las paredes de la vagina son muy tónicas y se contraen alrededor del pene. Si este no fuera el caso, sería necesario ejercitar una gimnasia sexual para tonificar los músculos.

3.- Después de un parto, la vagina se vuelve más ancha.

Es falso.

La vagina se hace más ancha durante el parto. Algo normal y previsto y es la razón por la que tiene muchos pliegues en su interior, de manera a poder desplegarse durante el parto. A continuación, esta vagina vuelve a su tamaño original. En realidad, es bastante elástica, a la vez para distenderse y para volver a su estado anterior.

La mayor parte del tiempo, el médico va a prescribir sesiones de reeducación del perineo, para que la mujer ejercite los músculos que rodean a la vagina, de manera a ayudarle a recuperar su tonicidad natural.

En algunas mujeres, los músculos han sido distendidos para el parto y la mujer no los entrena nada después del mismo. En este caso, es posible que pueda sufrir de incontinencia urinaria. Ésta es la razón por la que es extremadamente útil de encontrar tiempo para practicar la reeducación poco tiempo después del parto y a la vez, recuperar una vida sexual agradable y evitar los riesgos de incontinencia.

4.- Una mujer fuente, es una mujer que tiene mucha lubricación.

Es falso.

Algunas mujeres tienen una lubricación especialmente abundante, que puede incluso llegar a importunarlas. Pero esto no tiene en absoluto nada que ver con «una mujer fuente».

Se habla de mujer fuente cuando, en el momento del orgasmo, de la uretra sale un líquido a propulsión de manera irregular. Esta es la razón por la que a veces, se hable de eyaculación femenina. En efecto, las contracciones musculares del orgasmo femenino conllevan a la expulsión de este líquido del cuerpo. Numerosas mujeres tienen la impresión de orinar, lo que es falso.

Sólo un 10 % de las mujeres han experimentado este tipo de orgasmo con » eyaculación femenina». Actualmente, no se sabe si este fenómeno es particular a ciertas mujeres o si todas las mujeres pudieran conocerlo. Porque cuando este fenómeno se produce, siempre viene acompañado de un placer extremadamente intenso, una especie de súper orgasmo.

5.- Si toma viagra, significa que no me desea.

Es falso.

Le Viagra, o Cialis, o Levitra, 3 medicamentos de la misma familia, recetados por médicos para los trastornos de la erección no tienen absolutamente ningún efecto sobre el deseo sexual. Son solamente starters, facilitadores de la erección. Si un hombre siente deseo y toma este medicamento, sus erecciones serán de mayor calidad. En cambio, si no existe deseo y toma una medicina de este tipo, ésta no tendrá ningún efecto.

La Viagra (o Cialis o Levitra) no puede por tanto, crear deseo. Sin embargo, es posible que un hombre que tenga malas erecciones pueda afirmar que después de utilizar esta medicina, su funcionamiento eréctil puede mejorar y por tanto, sentir mayor deseo.

Una vez que se ha superado la angustia de no estar a la altura o el miedo a fallar, se deja espacio al deseo, que estaba subyacente y no se atrevía a expresarse.

6.- Un buen amante puede hacer el amor varias veces seguidas.

Es falso.

El hecho de ser o no un buen amante no tiene nada que ver con el número de veces que puede eyacular un hombre en una misma noche. La mayoría de los hombres que pueden hacer el amor varias veces seguidas suelen tener tendencia a eyacular con bastante rapidez (aunque no todos). Los hombres que no consiguen eyacular más que una vez, suelen conseguir durar más tiempo. Al final, lo esencial en el placer amoroso, no se calcula: los hombres tienen tendencia, por su tendencia a querer controlarlo todo: el tamaño del pene, cuánto tiempo tienen que durar sin eyacular, el número de veces que pueden volver a empezar. Ya que las cifras son fáciles de comparar. Pero el placer no se mide de esta manera. Un hombre puede ser un excelente amante con un pene no demasiado grande y sin ser capaz de volver a empezar varias veces el acto amoroso. ¿Entonces porqué es un buen amante? Porque está pendiente de su pareja, sencillamente por eso.

 

7.- Si me niego a hacer una práctica sexual, puede que acabe por cansarse de mí.

Es falso.

Cuando se quiere a alguien, se deben escuchar sus deseos y tratar de comprender. Pero escuchar, comprender, no significar tener que adoptar todos sus deseos. Es perfectamente normal que dos personas distintas no tengan los mismos deseos. Y es fundamental para la pareja respetar las diferencias.

Ahora bien, si tu pareja desea hacer algo que no es realizable para ti, es muy importante que digas no. Lo ideal sería preguntar » explícame porqué es importante para ti.» Y después, «lo comprendo, pero es no, a mi no me apetece y no tengo tus mismos deseos».

Si alguna vez aceptas hacer una práctica sexual que no te conviene, que te repugna o que no te gusta, acabarás agrediéndote a ti misma, faltándote el respeto. Y no te sentirás bien.

En cuyo caso, tu pareja tampoco podrá respetarte, por la sencilla razón de que tú no te respetas a ti misma. Y no se puede amar a alguien que no se respeta.

Por ello si dices que sí a todo, si aceptas todos sus deseos aunque vayan en contra de tus principios y tus gustos, es muy posible que la relación se acabe resistiendo.

8.- Para sentir placer hay que estar enamorado.

Es falso.

Hacer el amor con la persona amada es lo ideal para la mayoría de las personas. Pero esto no significa que ninguna relación sexual sin amor pueda aportar placer.

Ya que una ausencia de amor no implica una ausencia de atracción física, ni una ausencia de compartir un momento. Aún sin amor, pueden existir sentimientos muy positivos que van a participar al placer sexual.

Se puede decir que generalmente una mujer muy joven necesitará sentir más amor para tener una relación sexual que un hombre. Con el paso de los años, las cosas evolucionan y un hombre ira necesitando cada vez más amor para apreciar el placer sexual, mientras que una mujer sabrá apreciar cada vez más el placer sexual, aún sin amor.

Y aún hay algo más: el amor puede complicar el placer. Cuando se ama, se puede tener miedo de no gustar, de no estar a la altura, de ser rechazado… Cuando hay menos cosas en juego, el placer a veces es mucho más simple.

Aunque también es cierto que los mayores placeres son aquellos en los que el amor y la atracción sexual van unidos.

9.- Todas las mujeres son multiorgásmicas

Es falso.

Una mujer multiorgássmica es una mujer que puede tener varios orgasmos seguidos durante la misma relación sexual y ello, sin hacer una pausa. Los sexólogos afirman a veces, que el hombre es mono orgásmico, es decir, que sólo puede tener un orgasmo, por oposición a la mujer, quien es naturalmente multiorgásmica.

En realidad, sólo un número reducido de mujeres, del orden del 10 % afirma poder encadenar varios orgasmos seguidos. Actualmente no se sabe si todas las mujeres tienen este potencial sin haberlo revelado, o bien si sólo ciertas mujeres tienen esta capacidad.

Para una mujer, lo esencial es que no se convenza de que tiene que conseguir a toda costa ser multiorgásmica, para ser una verdadera mujer. Porque un 90° % de las mujeres no lo son.

 

10.- Los hombres nunca simulan un orgasmo.

 

Es falso.

A menudo se oye decir que las mujeres pueden simular el orgasmo y que los hombres también. Sólo el 47 % de los hombres dicen conseguir el orgasmo en cada relación sexual. De vez en cuando, en su caso, esto no siempre funciona. ¿Porqué lo simulan? Porque desean procurar placer a su pareja, o porque se aburren o simplemente para estimular un poco.

Cuando un hombre estimula, mima algunos sobresaltos, algunos gemidos. Lo único remarcable es que no eyaculan: es algo que no se puede simular. Pero si la relación, sexual ha tenido lugar con un preservativo, no es forzosamente visible. E incluso en el caso contrario, asombrosamente muy pocas mujeres se dan cuenta de que su pareja simula. Y aunque un gran número de hombres ya haya simulado, no se trata de una conducta masculina muy frecuente.

11.- Los hombres siempre están dispuestos a hacer el amor.

Es falso.

La idea, muy presente en nuestra sociedad, es que los hombres piensan mucho en el sexo y siempre están dispuestos a hacer el amor, si la ocasión se presenta. Sin embargo, es falso. En muchos casos, los hombres pueden sentirse molestos ante esta idea de que siempre tienen que estar disponibles sexualmente. Si dicen no a una mujer, se sienten mal y ella también.

Por supuesto, un hombre normal se interesa por la sexualidad, pero también necesita ciertas condiciones que se presten a ello. Evidentemente, no está preparado para hacer el amor en cualquier sitio, ni en cualquier momento, ni con cualquiera. A demás, los hombres cuanto más mayores se hacen, más reconocen, por ejemplo, la necesidad de amar, de intercambiar, para que la sexualidad les parezca rica e interesante.

Un hombre puede pasar muy bien por periodos en los que no siente mucho deseo, en los que se siente poco disponible, sexualmente hablando. Y es algo normal, que puede suceder con frecuencia, como también nos puede suceder a nosotras, las mujeres.

12.- El placer sexual se atenúa cuando la pareja está junta desde hace tiempo

Es falso.

Cuando existe una buena comunicación en la pareja, el placer sexual suele tender a aumentar en una pareja, con el paso del tiempo. Muchas parejas de cierta edad, ya jubiladas, afirman que su sexualidad es mucho más plena que cuando eran jóvenes.

En realidad, lo que cambia es la naturaleza del deseo. Es diferente y para seguir disfrutando de una vida sexual rica, hay que aprender a evolucionar, a aceptar el paso del tiempo, a comprenderse mutuamente y no solamente a dejarse llevar por un deseo hormonal a flor de piel. Es necesario un verdadero deseo encuentro y de intercambio. Esto permite conocer mejor los deseos del otro, responder mejor a ello, disminuir las incomprensiones…

Al final, se podría decir que el placer en la pareja es algo a lo que hay que dedicar tiempo, a lo largo de los años que dura la relación. ¡Y ni qué duda cabe, que este trabajo merece la pena!

13.- Las mujeres siempre sienten menos deseo sexual que los hombres.

Es falso.

Las mujeres sienten un deseo sexual diferente del de los hombres, pero no se puede afirmar que sea menor. El deseo sexual femenino pasa menos por los ojos que el deseo masculino. Un hombre deseará a su mujer cuando la encuentra guapa, atractiva. Una mujer encuentra un mayor deseo en las palabras que escucha. Y es precisamente ahí donde surge el problema: en general, los hombres hablan muy poco y aún menos, cuando de lo que se trata es de decir palabras de amor. Por ello, el deseo femenino puede permanecer aletargado. Cuando un hombre sabe hablar a una mujer, ella puede sentir un fuerte deseo y durar durante años.

14.- El sexo es lo más importante que hay en la pareja.

Es falso.

La sexualidad es útil, beneficiosa, agradable, positiva en la pareja. Pero no representa, ni mucho menos, lo esencial. El sexo es un modo de comunicación, como la palabra, los gestos, los escritos, los actos… La sexualidad es una manera privilegiada e íntima de expresar los sentimientos, el deseo a estar cerca del otro y mucho más cuando se le da la exclusividad a la pareja. Entonces, se convierte en un canal privilegiado de intercambios.

La sexualidad suele ser la imagen de la pareja, de lo que es realmente la pareja. Cuando una pareja va mal, la sexualidad rara vez va bien. Pero cuando una pareja va bien, la sexualidad suele funcionar bastante bien. Por tanto, se podría afirmar que la sexualidad es un fiel testigo de la salud de la pareja.

Sin embargo, la sexualidad puede posar un enorme problema, sin afectar a la pareja en su esencia. Una pareja puede sentirse muy unida, muy próximos el uno de otro, con una sexualidad muy difícil, como por ejemplo, en caso de enfermedad grave.

También puede ocurrir que la sexualidad funcione bastante bien, mientras que la pareja se está destrozando. En cuyo caso, el entendimiento corporal persiste, aunque la relación se esté rompiendo.

15.- El ritmo normal de las relaciones sexuales, es de 3 veces por semana

Es falso.

No existe ninguna norma en la materia. Solamente se puede hablar de media, en cuyo caso, conviene recordar que en una media, las diferencias pueden ser muy importantes. La media se sitúa – en función de las declaraciones (verdaderas o no) – levemente por debajo de 3 relaciones sexuales por semana. Algunas parejas hacen el amor todos los días, incluso varias veces al día, durante toda su vida y otras sólo una vez por semana, e incluso una vez al mes.

Nadie es normal o anormal, simplemente existe quien conviene o no a tal o tal pareja. Lo esencial, es que los dos miembros de la pareja estén satisfechos.

Por otra parte, también es muy frecuente que una pareja pase por periodos de intensa sexualidad, seguidos por periodos mucho más tranquilos, o incluso de calma total. Es perfectamente natural, cuando una relación dura años.

Además, la frecuencia de las relaciones sexuales sólo es una cifra. Y no suele dar idea de su calidad. Casi vale más hacer el amor una vez cada 15 días, durante varias horas y de manera muy sensual y satisfactoria, que unos minutos todos los días… Una vez más, todo esto depende de los gustos de cada uno.

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